Amanecimos en un motel de carretera, con sólo lo justo para salir adelante durante el día. Sonreíste al verme despertar, como si verdaderamente me quisieras. Luego comenzamos a perdernos en algún lugar lejano, en aquel Chrysler azul marino, mientras nos perseguía una mañana de faisanes.
Qué tiempos aquellos.
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