"Fue un buen verano. Hacía calor y todo eso; apenas sí corría una gota de brisa. Estudiábamos el modo de encontrar a alguna nadadora rubia de medidas perfectas bajo la sombra de algún árbol en la piscina municipal, o sentados en las escaleras que había debajo de los aleros de la entrada a la plaza. Era todo irreal, como lo soñábamos durante las clases, en invierno. Pero entonces llegaste tú y esa irrealidad desapareció..."

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